El área quirúrgica de un centro sanitario debe tener una escrupulosa y eficaz limpieza e higienización que garantice un uso seguro para los pacientes y profesionales que son atendidos o trabajan en ella. No todos los espacios de una zona hospitalaria requieren el mismo tiempo ni las mismas acciones a la hora de acometer su puesta a punto. Por eso es importante realizar una clasificación de los distintos espacios para que queden protocolizadas las acciones que se deben llevar a cabo en cada caso.
Proceder de esta manera va a facilitarnos el cumplimiento del objetivo general de minimizar los riesgos de contaminación cruzada entre espacios que se dedican a actividades diferentes, estableciendo con claridad actuaciones de limpieza y desinfección distintas.
Cuando nos referimos a las áreas quirúrgicas, su limpieza es más compleja y específica ya que no tiene como fin sólo frenar la contaminación cruzada sino también la reducción del riesgo de infecciones nosocomiales. Para conseguir los fines higiénicos previstos será necesario que los carros para limpieza hospitalaria estén dotados de dos cubetas separadas, una debe contener el desinfectante y la otra el agua. Igualmente usaremos bayetas y fregonas que han de ser desinfectadas tras cada uso, ya que los microorganismos tienen una alta capacidad de adherencia a ellas. La adecuada desinfección de los elementos usados para la limpieza incluye sumergirlos en desinfectante durante al menos cinco minutos.
Estos productos específicos para la limpieza y desinfección de quirófanos no pueden tener efectos tóxicos, ni producir reacciones perjudiciales cuando se mezclan. Deben ser además inodoros y estar preparados para hacer desaparecer un amplio cuadro de microorganismos.
Tras delimitar las zonas del quirófano basándonos en el grado de desinfección y esterilización que requiere cada una, debemos seguir el protocolo de limpieza y desinfección de áreas hospitalarias. Se requiere una limpieza intensiva cada 24 horas, haya sido o no usado el espacio. Tras cada intervención se debe limpiar el suelo, el mobiliario de quirófano, los aparatos clínicos y cualquier zona a la que haya llegado alguna salpicadura.
A diario se debe hacer una limpieza profunda de los aparatos clínicos que contiene el quirófano, las puertas, la parte baja de las paredes y todas las esquinas o zonas de difícil acceso. Estos elementos deben higienizarse mediante agua, detergente y un desinfectante en consonancia con el material que se va a tratar. Los suelos deben tratarse con lejía, desinfectante ideal para eliminar los residuos orgánicos. La mesa del instrumental médico, lámparas y el mobiliario, requieren de una bayeta o paño humedecido que contenga desinfectante.
En cuanto a la esterilización del instrumental, se usan comúnmente métodos de irradiación de rayos gamma o ultra violeta, que evitan tener que manejar productos excesivamente tóxicos en esa tarea. Como complemento a todo lo señalado, el personal que asiste a las intervenciones debe extremar también los protocolos para contribuir a que esta limpieza sea eficaz y que los microorganismos no regresen a través suyo a la zona quirúrgica.
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