Realizar una adecuada limpieza en el ascensor de la comunidad se ha convertido en los últimos tiempos en una tarea prioritaria, dada la situación pandémica que hemos vivido por culpa del Covid-19. En este periodo, las comunidades han extremado las precauciones en cuanto a la higiene de espacios cerrados comunes, afectando ello directamente a los ascensores. Más allá de esta situación coyuntural que parece haber pasado, la desinfección de un ascensor garantiza el uso salubre de este espacio e incide de manera directa en el buen funcionamiento de su maquinaria.
Hay que tener en cuenta a la hora de fijar los horarios para la limpieza del ascensor que éstas sean lo menos molestos posibles para sus usuarios. La planificación debe tener en cuenta horarios en los que se cause las menos molestias posibles y en los que esta acción no sea perjudicada por el uso constante e inmediato de los vecinos.
A diario, el ascensor debe tener una atención basada en una limpieza superficial que evite la proliferación de suciedad en su interior. Esta acción debe ser más detallada y profunda al menos dos veces por semana. Esta periodicidad ha de ser reforzada con limpiezas puntuales sobrevenidas por alguna acción que haga que el elevador haya sufrido una suciedad ocasional provocada por un uso no habitual, como una mudanza o una obra, o por condiciones externas como días de lluvia y barro.
La limpieza y desinfección de la cabina debe tener muy presente aquellas zonas de más contacto y uso, como la botonera o accesorios que entren en contacto con las manos. Un paño húmedo escurrido bastará para dejar brillantes estas zonas y hacerlo con cuidado en zonas como los botones, que pueden deteriorarse si se los maltrata al limpiarlos. Hay elementos que se ensucian con rapidez, como los espejos, al tiempo que muestran esa suciedad de manera impertinente. Para que las huellas y refregones desaparezcan usaremos limpiacristales y paño de fibra, herramientas idóneas para otros rincones y zonas como las puertas y paredes.
Hemos de detenernos en el sueño para garantizar una limpieza a fondo que elimine todos los restos que dejan las pisadas, desde los habituales polvo y barro hasta otros diversos rastros llegados con las huellas o suelas de los zapatos. Bastará un tratamiento a fondo con un friegasuelos común, a no ser que el material indique el uso de un producto específico.
Será importante prestar atención los carriles de las puertas, de su limpieza va a depender el buen funcionamiento de este mecanismo. Si la suciedad es profunda pueden usarse accesorios como una brocha o similar para descartar lo más profundo, antes de pasar una aspiradora que acabe con cualquier partícula que pueda interferir en el correcto cierre y apertura.
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