Cada vez oímos más hablar de ellas y las encontramos más a menudo apostadas en las baldas de los supermercados, ganando espacio a otras fregonas tradicionales. Las fregonas compuestas de microfibra están fabricadas de poliéster y poliamida, de manera que el grosor del hilo de fibra que se obtiene en el producto es diez veces menor al cabello humano. Para que te hagas una idea, de manera técnica, el grosor de un hilo de microfibra viene a ser de 10 micras elevada a 12, un tamaño complicado de imaginar. Pero, ¿Cuáles son sus cualidades para que esté destacando tanto en las labores de limpieza?
La fregona de microfibra es apta para cualquier superficie, pero su mejor resultado se obtiene en suelos lisos, parquet o mármol. Su complemento ideal son las mopas, que pueden ser de microfibra, algodón o acrílica. La principal cualidad de la microfibra en fregonas es su capacidad de absorción y su perfecta adecuación a todo tipo de suelos y superficies. Si usamos una fregona de microfibra vamos a poder limpiar el suelo sin que quede un exceso de agua o producto de limpieza en él y eso va a facilitarnos mucho la tarea ya que su absorción perfecta de la cantidad justa de producto redundará en la optimización del trabajo. Por otro lado, su resistencia y durabilidad son muy altas, al igual que su facilidad para limpiarse.
Al otro lado del ring encontramos las fregonas fabricadas con fibras orgánicas como el algodón que empapan en demasía los productos de limpieza y dejan a su paso un gran rastro de agua. Por eso son ideales para la realización de limpiezas profundas, pero requieren un mayor esfuerzo ya que necesitarán ser exprimidas más a menudo que las de microfibra, no siendo recomendables en suelos de por sí húmedos. En ese sentido las fregonas de microfibra son perfectas para la limpieza de suelos húmedos que no vayan a requerir muchas pasadas ni una limpieza profunda ya que sus hilos secan con rapidez la superficie evitando que concentren la humedad.
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